La mejor época del año para trasplantar una lavanda es a principios de la primavera, ya que esto minimizará el impacto del trasplante. Puede trasplantar lavandas en su jardín o en macetas, si modifica la tierra para un buen drenaje y riega constantemente durante la primera temporada hasta que la lavanda se establezca.
Sin embargo, es posible trasplantar estas plantas en cualquier época del año, aunque puede haber un efecto en la cantidad de flores producidas el primer año, si se trasplanta fuera de la ventana de tiempo de principios de primavera.
Evite realizar el trasplante durante el invierno, ya que los suelos son fríos y tienden a retener más agua en esta época del año, mientras que a las raíces de lavanda les gusta mantenerse secas.
Considere los siguientes puntos al trasplantar lavandas:
- Asegúrese de que el suelo tenga un buen drenaje; en algunas ocasiones se recomiendo agregar arena y gravilla.
- Verifique el pH del suelo; las lavandas prefieren un pH del suelo entre 6,5 a 7,5.
- Riegue la lavanda con diligencia durante el primer año (pero no demasiado) una vez se establezca en su nuevo lugar.
- Lo ideal es agregar un mulch de piedra reflectante blanca para aumentar la exposición al sol, lo que impulsará la floración.
- Elija la ubicación más soleada del jardín (idealmente mínimo 6 horas de sol directo).
- Plante la lavanda entre 60cms a 1 metro de distancia de otras plantas para asegurar un buen flujo de aire y máxima exposición al sol.
Contenidos de este artículo
Como trasplantar lavandas en forma correcta
Elija un lugar soleado y seco para el trasplante
Las lavandas requieren al menos 6 horas de sol al día, pero producirán mejores resultados si están todo el día a pleno sol. Cuanta menos luz solar reciba estas plantas, menos florecerá y producirá menos aceite responsable de la fragancia, y probablemente termine con una forma desordenada. Si la lavanda está en plena sombra, simplemente no podrá crecer, ya que esto está en desacuerdo con las condiciones mediterráneas a las cuales se adapta mejor.
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El trasplante a una maceta será ventajoso, ya que puede mover la planta a la ubicación más soleada y estará más seca para luego sembrarla en el suelo, lo que beneficiará a las raíces.
Ubicarlas a pleno sol también ayuda a mantener seca la tierra, las raíces y el follaje de la lavanda para que sea menos susceptible a las enfermedades y plagas. Así mismo, evite trasplantar las lavandas en lugares bajas o húmedas del jardín que tienden a acumular agua por períodos prolongados después de la lluvia.
Las camas de cultivo, las macetas o la plantación de lavanda en montículos proporcionarán condiciones de drenaje más favorables para las flores como alternativas a lugares que cuenten con suelo demasiado húmedo.
Plante lavandas a una distancia de 60 cms a 1 metro para permitir que el aire fluya a través del follaje, lo que reducirá la humedad y evitará las enfermedades por plagas.
Al cavar, modifique el suelo
El segundo paso para un trasplante exitoso es cavar y enmendar el suelo para mejorar el drenaje. La lavanda crece mejor en suelos arenosos de baja fertilidad y se drena muy rápidamente, por lo cual es recomendable reproducir las condiciones del suelo del mediterráneo de donde son nativas.
Si trasplanta las plantas a un suelo que retiene la humedad, es probable que la lavanda sufra la pudrición de la raíz, así mismo el suelo demasiado fértil fomenta el crecimiento del follaje en vez de producir flores.
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El suelo ideal debe tener entre un 30% de arena (o gravilla) y un 70% de tierra. La arena asegurará que la tierra cuente con una estructura que permita que el agua drene de la manera más eficiente posible. La arena y la gravilla no aportan muchos nutrientes al suelo, por lo que equilibrará los suelos muy fértiles para que las plantas puedan producir una buena floración.
El hoyo que está cavando o la maceta que está utilizando deberá tener al menos 50 centímetros de profundidad y 40 centímetros de ancho, y esta mezcla de tierra y arena deben cubrir esta superficie, pensando en el crecimiento del sistema de raíces que tendrá esta planta.
Para las lavandas en maceta, puede transferir la planta a una maceta con un 30% de arena y un 70% de tierra de hojas. Es fundamental que la maceta tenga orificios de drenaje en la base para permitir que el exceso de agua, de igual forma se recomienda agregar algunas piedras al fondo de la maceta para optimizar el proceso de drenaje.
Verifique el pH de su suelo. Si el suelo de su jardín tiene un pH de 6,5 a 7,5, entonces está dentro del rango ideal para cultivar lavanda. La mayor parte del suelo del jardín se encuentra dentro de este rango, ya que la mayor parte de la materia orgánica una vez descompuesta por completo tendrá un pH de alrededor de 7.
Saque la lavanda de la tierra utilizando una horquilla
Siempre recomiendo usar una horquilla de jardín al trasplantar lavandas, ya que es menos probable que corten las raíces mientras excavas, a diferencia de una pala.
Mueva la horquilla alrededor de la circunferencia de su planta y extráigala suavemente, levantándola con la mayor cantidad de tierra posible, ya que esto anulará el impacto del trasplante. Para facilitar el proceso, moje la tierra con una regadera antes de excavar, ya que esto hará que la tierra se adhiera mejor alrededor de las raíces. Cuanta más tierra original se mantenga alrededor de las raíces, es menos probable que la planta sufra el impacto del trasplante.
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El impacto del trasplante es el período de adaptación que atraviesa la lavanda cuando se trasplanta a su nuevo hogar, esto puede detener el crecimiento de una lavanda y hacer que no florezca el primer año o incluso que la planta muera. Sin embargo, con el cuidado adecuado, esto es muy poco probable.
Plante la lavanda en el nuevo lugar
Apriete el suelo alrededor de la lavanda a mano para proporcionar a la planta algo de estabilidad, pero no use demasiada fuerza ya que las raíces les costara establecerse en suelos muy compactos.
Algo muy común que hacen los invernaderos es utilizar un mulch de cuarzo o grava alrededor de la base de la planta. Esto mantendrá las malezas alejadas y ayudará a reflejar la luz del sol sobre la planta, manteniendo el follaje seco (para reducir la posibilidad de enfermedades) y estimula el crecimiento de la planta y produciendo flores espectaculares.